Las nuevas medidas de Estados Unidos hacia Cuba en la Mesa Redonda

Me parece que todo lo dicho por Cossío en la Mesa Redonda es técnicamente inobjetable. El deber de la Cancillería cubana en este asunto es ver el vaso medio vacío y recordarnos, con toda la razón del mundo, que al gobierno de Biden no hay nada que agradecerle o aplaudirle. El bloqueo contra Cuba debe ser eliminado de manera total e incondicional, y las relaciones migratorias entre los dos países deberían normalizarse, por la sencilla razón de que eso sería lo único correcto.

Por otro lado, como ciudadanos de a pie, muchos cubanos (incluyendo los propios funcionarios de la Cancillería) tienen toda la razón del mundo al ver el vaso medio lleno y acoger las nuevas medidas con alivio y esperanza de que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos algún día pudieran mejorar significativamente, como ya sucedió fugazmente en el pasado reciente.

Me permito sugerir un gesto mínimo y de buena voluntad como respuesta al anuncio de las nuevas medidas, el cual en modo alguno implica, insisto, un agradecimiento o un aplauso. Me refiero a que los medios de prensa y algunos voceros oficiales y extraoficiales cubanos se esfuercen por bajar el nivel de estridencia y los decibeles en el discurso al referirse al gobierno estadounidense, buscando minimizar la retórica confrontacional. Tal vez así se podría incentivar a la parte estadounidense a hacer lo mismo y alcanzar, con suerte, una especie de tregua discursiva que, eventualmente, podría contribuir a la recuperación de una dinámica virtuosa en la relación bilateral. Alcanzar una distensión en el discurso político no sería un asunto menor. Por sí sola, por ejemplo, podría estimular una mayor inversión extranjera en Cuba, tan necesaria y que hoy sigue siendo mínima, hasta donde estadísticamente es posible saber o suponer.

La firmeza y la moderación verbal son perfectamente compatibles. La intervención de Cossío en la Mesa Redonda fue una buena muestra de eso.

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